Todas las expresiones artísticas están conectadas, unidas por la misma necesidad de búsqueda, de belleza, de espantar los temores y entender el mundo, al otro, a nosotros. Conocí a Daniel Jiménez desde otro leguaje, desde el cine, en realidad por nuestro común amigo Rodrigo Sorogoyen que me lo presentó y me trasladó la convicción (que, sin duda, comparto), de que Daniel Jiménez debía formar parte de ¿Por qué la literatura? Y aquí estamos, tras el decálogo que escribió Daniel para el libro del proyecto, las charlas y las ilusiones compartidas por los muchos que formamos este proyecto.
Me cuenta Daniel que la literatura expande la realidad, me habla de la motivación y el aprendizaje que, desde que era un pequeño lector, siente y de cómo la ha trasladado a la escritura, de cómo se transforma y mejora al escribir.
La literatura para avanzar, para entender, eso nos cuenta Daniel: la literatura porque es necesario avanzar y construir desde la palabra.
La literatura porque somos contadores de historias y necesitamos que nos cuenten, necesitamos ensanchar la vida y vivir y hacerlo nadando en la ficción que nos envuelve, por eso la literatura.
Cita Daniel Jiménez a Kafka que decía: “Todo lo que no es literatura, me aburre. Todo lo que no se refiere a la literatura, lo odio.” Y Daniel escribe: “mejor la literatura si duele porque nos mejora, porque nos acompaña, y porque nos demuestra que no todo está perdido si seguimos leyendo.”
Y charlamos sobre la amistad, sobre el placer de la lectura, sobre las palabras y las historias que encuentran mil formas de llegar al “lector” más alejado de los libros, para escarbar en su conciencia, para tratar de ensanchar su mundo. Y del placer: del placer de la lectura, del placer del viaje unido al momento, a la quietud de leer y gozar mientras cambiamos nuestros días, mientras vivimos mil veces.