Doy un paseo veraniego desde la Concha hasta casa de Fernando Savater que me recibe en su fortaleza con una amplia sonrisa y una hospitalidad que te hace sentir en casa. En esa casa guardada por los héroes de su imaginario, por los monstruos de la literatura y el cine que se sientan en todos los rincones de la casa gracias a la habilidad de Dará para hacerlos reales.
Nos sentamos y con algún problema técnico (por mi falta de habilidad técnica) y con la paciencia amistosa de Fernando, empezamos a hablar del proyecto, de la pregunta que lo nombra: ¿Por qué la literatura, Fernando?
El camino parte de la infancia, de las lecturas infantiles y los mundos que abrían, de los lazos de amistad que produjeron, de los caminos vitales; la vida que siempre ha bebido de la pasión por la literatura, por los libros, por las historias. Como lector estoy agradecido a Fernando por los mundos que, aquí, en San Sebastián, descubrí gracias a sus recomendaciones, a su «infancia recuperada» y a sus amigos de la librería Lagun. Fernando ha seguido enseñándonos a vivir y leer todos estos años, en nuestro encuentro le agradezco habernos descubierto a Cioran, pero aquí le agradezco sus lecciones de literatura, de libertad, de imaginación; de vida, al fin y al cabo.
Como buen profesor de Filosofía da la vuelta a la pregunta, para él es ¿cómo no la literatura? Una vida sin contar, sin leer, sin vivir con ella le parece inconcebible. La vida es demasiado estrecha, la literatura la amplía. Con la literatura tienes otras vidas; da espesor y consistencia al espíritu. Es algo tan lleno de ventajas que Fernando dice no comprender como alguien, voluntariamente, renuncia a ello.
Responder a ¿Por qué la literatura? es como si alguien te preguntase por el jamón de jabugo, solo se le puede decir: ¡pruébalo!
Sigue la conversación y nos lleva a hablar de los jóvenes, Fernando explica que los jóvenes leen y leen mucho, pero que les cuesta leer libros. Pero no es eso lo importante, lo importante es la poesía, el drama, la fábula, no el formato. En definitiva, lo importante es la literatura, no cómo llegue a nosotros. Fernando recuerda que Aristóteles o Séneca nunca tuvieron un libro entre las manos y no por eso dejaron de leer. Donde leas da igual, lo importante es hacerlo. Eso nos lleva al espíritu del proyecto, a la literatura que desborda los márgenes del libro. A la literatura que, como nos cuenta Fernando Savater, es una forma de vida. Cualquier lector podría escribir su biografía a través de lo leído, de los descubrimientos literarios que ha ido haciendo.
Seguimos charlando sobre literatura con alguna mirada al tiempo, los viajes y las carreras de caballos. Hablamos sobre esto y aquello hasta que nos vamos a almorzar para seguir charlando en torno a una buena mesa, a celebrar, con una buena comida donostiarra y un buen vino, la amistad y la literatura.