Viajamos a Colombia, a esta conversación, a esta entrevista que Federico le hace a José Luis. Recorremos con ellos, desde la respuesta a ¿Por qué la literatura? su vida, sus amistades, los éxitos y los momentos más duros. Hablamos de literatura y compromiso en un momento en que Colombia pasa unos días convulsos. Un país al que le estoy profundamente agradecido por la amistad y la literatura.
Esta es la segunda vez que un hijo charla con su padre para ¿Por qué la literatura? La primera fue cuando Álvaro Vargas Llosa conversó con su padre, con Mario Vargas Llosa. Y de nuestros amigos peruanos a los colombianos. Federico y José Luis Díaz Granados han conversado muchas veces sobre literatura a lo largo de su vida, sin embargo, es la primera vez que Federico entrevista a José Luis en público, es un honor que sea aquí. Federico nos recuerda que José Luis nació en Santa Marta, en la costa caribe de Colombia, en una de las bahías más bellas de América, bajo el cielo más limpio que dijo haber visto Simón Bolívar. Y la conversación empieza con nuestra pregunta, con ¿Por qué la literatura?
José Luis nos explica la necesidad que siente de reconstruir la vida a través de la literatura, de tratar de corregirla; lo que hubiera querido hacer y no pudo hacer lo materializa en la literatura, como un exorcismo que no solo saca los demonios que a uno le atormentan, sino que también recrea, reinventa la vida.
También nos cuenta como desde niño se enamoró de las letras y que sin literatura la vida sería árida: la literatura es necesaria, desde sentir su goce estético al placer espiritual… hay miles de respuestas que recorren la obra y la vida de José Luis y que nos llevan a su infancia, a su madre, a la abuela Margot para Federico, un personaje fundamental en sus vidas. José Luis recuerda cómo su madre copiaba poemas de los grandes poetas latinoamericanos de su época y cómo se los leía por las noches, antes de dormir. Esa belleza impacto en el niño que era José Luis y a sus 7 años cogió el cuaderno de su madre y con una pluma Parker. Y violando la prohibición escribió un primer verso, “La casa de mayo”.
Desde ese inicio recorremos la vida de José Luis a través de su obra, de su amistad con sus colegas escritores, desde su tío Gabriel García Márquez a todos los más importantes escritores de nuestro tiempo.
Porque quien lee no está solo. La literatura te abre el mundo y modifica el tiempo y el espacio; lo moldea de tal modo que puedes estar en cualquier lugar y época al que te traslada. Pero también modifica tus días, tu lugar, tu vida. De muchas formas, una de ellas, una de las respuestas más importantes, sin duda, es la amistad. Este es solo un ejemplo, con Federico fue así, de golpe, sin necesitar nada más que una buena conversación y las lecturas que nos han hecho. Y de él a José Luis, a su padre. Y antes, como una cadena, de Rafael Soler a Remedios Sánchez García que me llevó hasta ellos. Y a conectar tantos buenos por otros buenos amigos colombianos como Héctor Abad Faciolince, que escribía su texto para este proyecto desde su casa en medio de las montañas, la que conocemos gracias a El olvido que seremos, o el embajador Julio Aníbal Riaño que tanto hace por la cultura colombiana y que me ha presentado a Jaime Abelló, director de la magnífica Fundación Gabo y que coincidimos en la amistad por otro gran escritor colombiano, Juan Gabriel Vásquez.
Lo dice José Luis Díaz-Granados en esta charla entre padre e hijo, la literatura ha creado en su vida una red de amistad, desde el principio con su tío Gabriel García Márquez atravesando toda una vida de literatura y amistad. Hablar de su obra es caminar con José Luis por su vida.
Escuchemos a José Luis Díaz Granados responder a su hijo Federico en esta primera charla-entrevista que tienen en abierto, recorramos con ellos la historia viva de la literatura colombiana.